.

.

viernes, 4 de octubre de 2013

Tuya Esther (apasionante como la vida misma) (II)

Primera Parte aqui

Todo venía con paso seguro, pero algo me decía, esto no, que por aquí si pero por acá no, que no se ponen de acuerdo por esto o por lo otro hasta que al fin saltó como de una caja de resorte el payaso brillante con una idea más brillante aún: la programación establecida no se podía alterar porque había programas en la misma de una buena audiencia y ya eran horarios de costumbre, que lo único que se podía hacer era que los sábados (Esmeralda salía de lunes a viernes) se habilitara un espacio a las once de la mañana (el mismo horario de Radio Martí) y entonces podíamos hacer lo que queríamos que, parece ser, no era otra cosa que mantener a las personas oyendo radio toda la semana, menos el domingo, ocupadas en melodramas, uno de factura extranjera y en una emisora que había irrumpido como la gran enemiga y nosotros, en nuestra humilde emisora de provincias los sábados, o sea, que Esmeralda, apasionante como la vida misma, original de la más triunfadora de las autoras, estaba de lunes a viernes y nos dejaba el camino expedito para que los sábados ofreciéramos Tuya Esther con todas las de la ley, aunque tuvo una gran acogida, no se logró lo que se pensó al inicio que era desplazar la audiencia de Esmeralda a nuestra emisora, pero eso repito, no sucedió, y ahora al cabo de los años, me doy cuenta de que no hubiera sucedido nunca.

La llama de Esmeralda fue demasiado poderosa, a la gente no le interesaba otra cosa de la emisora recién estrenada, que no fuera a las once de la mañana, sintonizar, del modo que fuera a Radio Martí para encontrarse con el capítulo del día donde la protagonista haría de las suyas y por supuesto, sufriría más que el día anterior con su ceguera y todo lo que se le pueda ocurrir a alguien. Tuya Esther se quedó los sábados, resignada y sencilla como el mismo personaje, calmada como toda buena mujer y hasta feliz por haber logrado aquel amor que tanto anhelaba. Se quedó en eso, en la cenicienta de los sábados después que yo me hice la idea de que fuera la reina del baile radial.

¿Por qué no pudimos tener una buena confrontación a la misma hora las dos novelas y los mismos días de la semana? ¿Por qué la batalla fue desigual y aunque fructífera para mi no lo fue del todo porque más lo hubiera sido en una contienda con todas las de la ley? ¿Por qué?





No hay comentarios:

Publicar un comentario

El autor del blog no puede acceder directamente al mismo, debido a las limitaciones en Cuba para conectarse a la web. Cualquier comentario tomará quizás varios días - o semanas- en que pueda ser respondido personalmente. Se borrarán automáticamente todos los que contengan ofensas, publicidad y panfletos religiosos.